QUIENES SOMOS
Fotografías: Leo Matiz – archivo de Bogotá / FB Lucia Montealegre Motta / IG @arquitecturadebogota2.
Paulo VI: un barrio con historia que nos pertenece a todos
Vivir en Paulo VI es vivir dentro de la historia de Bogotá. Nuestro barrio no nació al azar: fue diseñado en los años 60 y 70 como uno de los primeros grandes conjuntos de vivienda planificada de la ciudad, inspirado en modelos europeos de urbanismo que buscaban equilibrio entre la vida privada y la vida comunitaria.
Su arquitectura es un testimonio de esa época. Las fachadas sobrias, las proporciones equilibradas, los andenes amplios, los jardines y el trazado peatonal fueron pensados para fomentar la convivencia y darle identidad propia al conjunto. Cada detalle refleja una visión de ciudad moderna que, en su momento, representó un salto en la forma de planear barrios para miles de familias bogotanas.
Por esta razón, Paulo VI fue declarado Bien de Interés Cultural dentro del Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá (Decreto 190 de 2004). La ciudad reconoce que su diseño, su historia y su aporte urbanístico son parte del patrimonio colectivo que debe protegerse y conservarse.
Pero este reconocimiento no es solo un sello legal. Es también una responsabilidad compartida:
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Obras y remodelaciones: deben respetar la tipología original para que el barrio conserve su armonía. Cambios en fachadas, techos o rejas requieren autorización especial.
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Espacio público: los andenes, parques y senderos peatonales son patrimonio de todos; no se pueden ocupar con parqueos, trasteos o construcciones indebidas.
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Convivencia: los horarios de mudanza, el cuidado de basuras y el respeto por las zonas comunes hacen parte de la vida comunitaria.
Cada norma tiene un sentido: preservar la memoria arquitectónica, mantener el orden y asegurar que Paulo VI siga siendo un lugar armónico y digno de orgullo.
Cuando cuidamos nuestras casas, cuando respetamos el espacio común, cuando seguimos las reglas, estamos asegurando que Paulo VI siga brillando como ejemplo de planificación urbana, identidad barrial y patrimonio vivo de Bogotá.
Ser Bien de Interés Cultural no significa limitación: significa que vivimos en un lugar tan especial, que vale la pena conservar para las generaciones futuras.